En la mayoría de los casos, si nos paramos a beber agua de una fuente natural, esta no será potable. Puede estar contaminada por diversas razones: fertilizantes utilizados en campos, bacterias que se han desarrollado en su interior, etc… Además, ingerir agua no potable puede desembocar en enfermedades como tifoidea o disentería, por lo que siempre debemos purificar y potabilizar el agua que tomamos.
Previamente: Filtrar y purificar el agua
Antes de potabilizar el agua habrá que purificarla, es decir filtrarla y quitarle la turbiedad o pequeñas impurezas que pueda tener. Lo ideal es usar un filtro purificador de agua. Existen filtros de varios tamaños, con filtros de carbono, de cerámica, de fibra de vidrio, etc.
Si no disponemos de filtro purificador, la mejor manera de filtrar hacerlo es dejar reposando la botella de agua boca abajo para que las impurezas se decanten (caigan al fondo). Luego, con cuidado de no revolver el agua, abrir el tapón y dejar salir un borbotón de agua, que se llevará consigo todas esas impurezas. Otra forma de purificar el agua es filtrarla usando varias capas de tejidos (camiseta, calcetín o trapo) o arena limpia.
Una vez filtrada y purificada, ahora sí, debemos potabilizar el agua. Aquí os dejamos 4 maneras distintas de hacerlo:
1. Potabilizar agua mediante el hervido
Cuando el agua alcanza el punto de ebullición, las bacterias e impurezas mueren o quedan neutralizadas. Para ello herviremos el agua un mínimo de 5 a 10 minutos, aunque lo más recomendable son 20 minutos. En situaciones extremas dónde el agua escasea o está muy contaminada (i.e. agua de mar), se puede purificar cualquier líquido y extraer únicamente el agua que contiene: agua destilada.
Para ello, hay que hacer hervir el líquido y destilar el vapor en otro recipiente en donde obtendremos agua pura, sin peligro de bacterias, concentración de sales o minerales peligrosos para la salud.
Lógicamente el agua que proporciona el destilado es agua destilada, y carece de sabor y minerales, por lo que conviene enriquecerla con una pizca de sal o mezclarla con jugo.
Una vez hervida el agua, puede traspasarla repetidas veces de un recipiente a otro para airearla. Esto le da buen sabor e impide que resulte intomable.
2. Potabilizar agua con cloro
El cloro es uno de los desinfectantes más efectivos contra las bacterias. Sin embargo, no tiene buenos resultados contra los virus que habitan el agua sin potabilizar. Por eso se recomienda filtrar el agua antes de clorarla y después de la aplicación del cloro debe mezclarse bien y dejarse reposar 30 minutos para que el cloro entre en contacto con los microorganismos.
3. Potabilizar agua con yodo
El yodo es un desinfectante muy eficaz para eliminar las bacterias, los virus y otros microorganismos que podemos encontrar en el agua. En general, de 2 a 10 gotas por litro son suficientes para purificar el agua clara. Aquí también, para aumentar la efectividad, es preferible filtrar el agua antes de aplicar el yodo, mezclarse y dejarse reposar durante 15 a 20 minutos.
Este sistema es recomendable para utilizar en el lavado de frutas y verduras dejándolas reposar en agua con yodo durante 10 minutos.
4. Potabilizar agua mediante pastillas potabilizadoras
Existen pastillas ya preparadas y a la venta en el mercado que sirven para potabilizar el agua. Usar pastillas potabilizadoras de agua es quizás el método más práctico y efectivo para potabilizar el agua. Estos compuestos deben aplicarse en cantidades exactas y respetando el reposo necesario antes de consumir el agua. Se recomienda siempre leer las instrucciones de uso en el envase y fecha de vencimiento. Es conveniente llevar siempre pastillas potabilizadoras en nuestra mochila o en nuestro kit de supervivencia, ya que son un sistema muy rápido, fiable y fácil de utilizar.